Como todos los 14 de agosto, La Vírgen de Butarque, recorrió las calles del municipio, desde su morada en la Ermita del Camposanto, dónde reposa durante once meses, hasta la parroquia de San Salvador. Hubo mucho jolgorío y alegría en un recorrido donde se congregaron miles de vecinos, fieles y curiosos a su paso. Una solemne procesión para el inicio religioso de las Fiestas de Nuestra Señora de Butarque.
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Claro que todo debería de ser protocolo, según se suceden los alcaldes, una vez destronados por las urnas no suelen concurrir a estos eventos religiosos.
En esta ocasión al margen de los cofrades, cobra categoría protagonista el protagonista, los verdaderos fieles, los políticos se dejan ver por imperativo protocolario.
JOSMAN.