Por Josman.
Si Bécquer viviera en este Leganés de hoy, sólo tendría que repetir las dos últimas páginas de la carta quinta de "Desde mi Celda" cuando decía:
"¿Quién puede sospechar que a la misma hora en que nuestras grandes damas de nuestra corte pepinera se agrupan en el peristilo de la Plaza Mayor, envueltas en sus calientes y vistosos albornoces, y esperan sus coches que han de conducirlas sobre blancos almohadones de seda a sus domicilios, otras mujeres hermosas como ellas....?"
Vienen como sus maridos de trabajar de Madrid sacudiendo la fina escarcha de sus cabezas en invierno, y abanicándose durante el verano los grandes sudores, y con sus 850 euros mensuales, ufanos y ufanas, porque a ese salario le deben la vestimenta que llevan y el pan que les espera en la mesa.
"Grandes, inmensas desigualdades existen, no cabe duda" decía nuestro poeta más romántico refiriéndose a las añoneras de 1865, dos páginas para conseguir un grito de igualdad, de socialismo, que aún hoy, es necesario si fuese real.
Grandes, inmensas desigualdades existen todavía, D. Gustavo Adolfo Domínguez Bastida,
Inmensas desigualdades, entre los políticos y los vecinos a quienes dicen servir, cuando un servidor gana cuatro veces más dinero que la media de su patrón, para quien trabaja, ya no hablamos de cartas becquerianas, hablamos de "Misericordia" que es el título de una novela de Galdós D. Benito.
Y eso es, lo que es Leganés, una novela de Galdós, que ha tomado vida sin que nosotros nos demos cuenta. Donde Benina, que no Benigna, pide limosna para el pan de su señora.
Bécquer, malvivió, siendo el mejor poeta del amor, vivió el desamor como nadie, y necesitó viajar a las inmediaciones del Moncayo -por motivos de salud- para ver las "grandes, inmensas desigualdades"
Galdós necesitó venir a Madrid, arrodillarse en la puerta de la Iglesia de San Sebastián, para entender la pobreza, ser diputado, para desengañarse, para agonizar diciendo "Marianela, Nela, Nela"
Sin darse cuenta que, cien años después, Leganés y España con él, tienen "grandes, inmensas desigualdades" Y ahora, quieren vendernos la burra gitana, una vez más, estos políticos y políticas.
JOSé MANuel García García (JOSMAN)
Si Bécquer viviera en este Leganés de hoy, sólo tendría que repetir las dos últimas páginas de la carta quinta de "Desde mi Celda" cuando decía:
"¿Quién puede sospechar que a la misma hora en que nuestras grandes damas de nuestra corte pepinera se agrupan en el peristilo de la Plaza Mayor, envueltas en sus calientes y vistosos albornoces, y esperan sus coches que han de conducirlas sobre blancos almohadones de seda a sus domicilios, otras mujeres hermosas como ellas....?"
Vienen como sus maridos de trabajar de Madrid sacudiendo la fina escarcha de sus cabezas en invierno, y abanicándose durante el verano los grandes sudores, y con sus 850 euros mensuales, ufanos y ufanas, porque a ese salario le deben la vestimenta que llevan y el pan que les espera en la mesa.
"Grandes, inmensas desigualdades existen, no cabe duda" decía nuestro poeta más romántico refiriéndose a las añoneras de 1865, dos páginas para conseguir un grito de igualdad, de socialismo, que aún hoy, es necesario si fuese real.
Grandes, inmensas desigualdades existen todavía, D. Gustavo Adolfo Domínguez Bastida,
Inmensas desigualdades, entre los políticos y los vecinos a quienes dicen servir, cuando un servidor gana cuatro veces más dinero que la media de su patrón, para quien trabaja, ya no hablamos de cartas becquerianas, hablamos de "Misericordia" que es el título de una novela de Galdós D. Benito.
Y eso es, lo que es Leganés, una novela de Galdós, que ha tomado vida sin que nosotros nos demos cuenta. Donde Benina, que no Benigna, pide limosna para el pan de su señora.
Bécquer, malvivió, siendo el mejor poeta del amor, vivió el desamor como nadie, y necesitó viajar a las inmediaciones del Moncayo -por motivos de salud- para ver las "grandes, inmensas desigualdades"
Galdós necesitó venir a Madrid, arrodillarse en la puerta de la Iglesia de San Sebastián, para entender la pobreza, ser diputado, para desengañarse, para agonizar diciendo "Marianela, Nela, Nela"
Sin darse cuenta que, cien años después, Leganés y España con él, tienen "grandes, inmensas desigualdades" Y ahora, quieren vendernos la burra gitana, una vez más, estos políticos y políticas.
JOSé MANuel García García (JOSMAN)
Comentarios
¿Se habrán recoinciliado?
Un nuevo amor...
De ganas se muere Josman, si por él fuera.....
Señor Josman, de Galdós conozco hasta la casa donde nació, en la calle Cano de Las Palmas de Gran Canaria.Galdós se vino a Madrid huyendo de una ciudad con una sociedad pueblerina y clasista, sociedad canaria que sigue siendo a día de hoy así,NO CAMBIÓ. Tal fue su rechazo a su ciudad natal, que moribundo dejó dicho que de ninguna manera sus restos se trasladaran a Las Palmas.
Y también huía de lo zafio y lo necio, por tanto no creo que le hubiese gustado la utilización o interpretación que hace usted de su innegable sabiduría.
DEMASIADO GRANDE PEREZ GALDOS PARA SUS INTERPRETACIONES, JOSMAN.
Lo de lo "zafio y necio" ¿Usted sabe de lo que escribió Galdós?
De lo zafio de lo necio de la miseria, de la guerra y hasta de la soledad incomprendida, y de esa niña-mujer que quería matarse porque era fea, y sus propinas se las daba a un chiquillo que se quería ir a la ciudad a hacerse un hombre de provecho.
Retratar la necedad fue su mejor obra.
Un saludo:
JOSMAN.