David Alonso publica 'Los Austrias': "Carlos I y Felipe II no eran reyes dictatoriales ni déspotas"


David Alonso García es profesor universitario y miembro de la asociación de vecinos de San Nicasio. Acaba de publicar 'Los Austrias' en la colección 'Breve historia de...' de la editorial Nowtilus, obra en la que quiere acercar la historia al lector medio con un lenguaje dinámico y facilitar un punto de vista distinto, basado en la historiografía del siglo XXI, sobre quienes gobernaron España durante 200 años.

-¿Cómo nace el libro?
-No tiene mucho mérito. Es divulgación a 10 euros. El problema es que la sociedad reclama historia y los historiadores muchas veces no se la damos, investigamos, publicacmos en revistas especializadas, y eso no tiene mucha difusión.

-La idea es llegar al lector medio.
-Al lector medio e interesado. Se trata de las visiones de los Austrias que tienen mucho de mito. La idea es actualizarlas, cuando no desmentirlas.

-Pienso en los Austrias y los asocio a comportamientos dictatoriales.
-El mito del absolutismo no tiene mucho sentido ahora mismo. Desde un punto de vista historiográfico, se ha redefinido. No se entiende que un rey absoluto no es un rey todopoderoso y déspota, es un rey que tiene que estar sujeto a unas normas, sobre todo, porque se apoya en unos poderosos y unas ologarquías a las que tiene que contentar. De algún modo el rey es el cierre del sistema. No existe división de poderes, lógicamente, porque tampoco le interesaba a la sociedad política de aquellos momentos.

-Es complicado comparar esa época con la actual. Los Austrias representan el mayor poder en la historia de España.
-Aquí existe otro mito, el del Imperio Español. Parece que los españoles, cuando se habla de Felipe II, llegamos y nos instalamos y arrasamos Flandes, Italia o América, y eso tampoco es cierto, o es muy matizable. El sistema de gobierno de la monarquía era más parecido a la Unión Europea actual que no a un Estado Nación. Al final, las élites estaban encantadas fuera en Nápoles, Milán… Hay familias prehispánicas que se acomodan al sistema. En diciembre estuve en Cáceres y es sorprendente ver como los Pizarro y los Moctezuma se casan entre ellos y fundan una nueva familia de poderosos. Hay gente que está antes de los Austrias que tiene el poder social y con los Austrias continúa al frente.

-¿Qué pretendes con esta obra?
-Transmitir las visiones más actuales de la Universidad, que no llegan al público masivo. El libro tiene un componente informativo, pero también intentamos ir más allá, que refleje los cánones que rigen ahora mismo la historiografía, diferentes a los de hace 10 o 30 años que a su vez son herederos del los del siglo XIX.

-¿Cuál es el mejor de los Austrias?
-El más beneficioso, pero no tanto por su política, sino porque su reinado se inscribió en un momento muy positivo, fue Carlos I. Es decir, un momento en el que la economía iba francamente bien, llegaba oro y plata a espuertas -de ahí que se pidieran tantos créditos-. En general, fue un momento de notable enriquecimiento de la sociedad castellana y de buena parte de Europa. Igual que Felipe II tiene mala prensa en Centroeuropa, si vas a Bélgica hay una marca de cerveza que se llama Carolus en honor a Carlos V, un enamorado de esta bebida. Allí se guarda muy buena imagen del Emperador porque fue muy respetuoso con sus tradiciones de gobierno. No tanto por sus méritos sino porque tuvo el viento de cola, por decirlo de algún modo. El siglo XVII es más complejo. Carlos II es un personaje que inspira lástima porque es prácticamente el ocaso de la dinastía. Tenía problemas muy evidentes. El agotamiento biológico por las políticas de linaje… se casaban entre las casas reales y eso lleva al agotamiento al desposarse constantemente entre primos.

-¿Qué aporta la casa de Austria a España?
-Es muy difícil entender la historia de España sin los 200 años en los que los Austrias están al frente de los tronos hispánicos. En principio, consiguen la expansión de todo lo español y, fundamentalmente, lo castellano por todo el mundo. Los Austrias representan la primera monarquía global: América, Norte de África, Asia -cuando se incoropora a Portugal-, Europa, incluso California. En segundo lugar, es un elemento de identidad todavía hoy en día; muchas veces reconocemos los problemas de estructura del Estado español que tienen un referente en esa época porque España no existe como tal. Eso que nos han contado de los Reyes Católicos como creadores de una nación es una invención. Hasta el siglo XVIII España sigue teniendo fronteras y una red de aduanas interiores. El sistema político en Castilla era muy diferente al Aragonés, que continúa con su moneda y tradiciones. Sólo con el Borbón Felipe V se tiende a una política de centralización. Las naciones son mucho más jóvenes de lo que se nos ha dicho desde el siglo XIX. Claro, tenían que legitimarse a sí mismas y nos explicaban que tenían un pasado ancestral. Esto es importante para entender hoy en día las tensiones existentes entre centro y periferia.

-¿Son mejores que los Borbones?
-La verdad es que eso es muy difícil de decir. Depende para quién o en qué circunstancias. Los modelos de gobierno eran muy diferentes. Los Austrias, con Carlos V y hasta Felipe IV, serán bastante respetuosos con las tradiciones de gobierno, con la autonomía y la diferencia, y eso tiene un problema ya que cada uno de los territorios aportaban cosas muy diferente y, en diferente medida, Cataluña aportaba poco a la monarquía. Los que más ayudaban eran los italianos (fundamentalmente Sicilia y Napoles) y los castellanos. A cambio, los castellanos tenían reservados buena parte de los cargos del gobierno. Con Carlos V los virreyes de Nápoles son castellanos.

-¿Era positivo dejar el poder en manos de validos como Olivares o Lerma?
-El fenomeno del valimiento fue una característica común en la Europa del siglo XVII. No es algo exclusivo de la monarquía hispánica, baste recordar las figuras de Buckingham y Richelieu. Es un modelo de gobierno muy coherente con los cánones políticos de entonces. No respondía a los caprichos del rey. Lo que realmente hacía el rey colocando a un valido era, primero, dejar que el valido administrase el capital social, el valido tenía que urdir todas su redes en el territorio, iba colocando a la gente; en aquella época era el modelo de gobierno existente. Además, el valido era un parapeto ante las posibles críticas al monarca. Se hizo muy famosa aquella frase “Viva el Rey y muera el mal ministro”. En caso de que vinieran mal dadas se puede prescindir de Olivares, como ocurre en 1643. Así, el rey está exento de todo tipo de críticas. Tanto Lerma como Olivares colocan a su gente y promocinan en primer lugar a su familia. Imagínate de lo que eso supone en dádivas, cargos, mercedes, poder…

-Me viene a la mente Alatriste en la batalla de Rocroi cuando empieza la decadencia. ¿Cómo llega el declive con Felipe IV?
-Es una de las grandes preguntas que nos hacemos en la historia de España y es de difícil solución porque tiene muchas aristas; no hay una única causa. Lo que parece evidente es pensar que la monarquía hispánica en su periodo de formación va a ir configurando una monarquía que al final solo era posible en un momento determinado de un buen contexto económico. Al final, todo eso cae por su propio peso en cuanto cambia el contexto económico y se llega a un estado de guerra generalizada. Las causas serían de índole socio-político en relación con la economía, pero no sólo por culpa del rey sino poque en el ascenso de la monarquía tienen mucho que ver la nobleza y las oligarquías para aprovechar ellos sus dosis de poder.


-Esta situación se puede trasladar a la época actual de alcaldías, autonomías y gobierno cargados de validos y con tupidas redes de amiguismo.
-Es muy arriesgado decir que nada ha cambiado. Lo que es cierto es que somos hijos del pasado y que, al final, estas estructuras han sido muy difíciles de cambiar a lo largo de la historia. De hecho, cuando en el siglo XVIII monarcas como Fernando VI propone una reforma fiscal que atentaba contra los intereses de los poderosos, se lo echan para atrás. Todavía en el siglo XIX el sistema fiscal que se va a crear durante el estado liberal bebe de muchos fundamentos del Antiguo Régimen creados en el siglo XVII. Y en el caciquismo de finales del XIX y principios del XX hay una línea de continuidad muy clara de estos esquemas del poder perceptibles en la formación del estado canovista. Las cosas cambian, hay libertad de expresión y división de poderes, pero ojo, hay incercias que cuestan mucho torcer.

-¿Quieres que el público aprenda algo en concreto?
-Sobre todo que los lectores -especialmente aquellos que no sean del gremio- tengan una visión mucho más actualizada y mejor fundamentada de la historia de esa época. Dar a conocer la historia desde perspectivas de hoy en día.

-¿Cómo está escrito?
-Hemos intentado que el lenguaje sea muy ágil y ahí la labor del coordinador de la colección, José luis Ibáñez, ha sido de capital importancia. La dificultad del libro no es el conocimiento que trasladamos, lo complejo está en sistematizar toda la información y hacerla inteligible para el público al que nos dirigimos. Hemos incluido elementos anecdóticos de la época como la la dieta de ‘olla podrida’ que recuerda mucho al cocido madrileño; también hay un apartado sobre brujas y demonios en el siglo XVII… A Carlos II se le practicó un exorcismo al creer que no tenía descendencia por un mal de ojo. O que el dólar procede del peso de plata español que era la divisa internacional.

-¿Felipe II era tan prudente?
-Está relacionado con la llamada leyenda negra y rosa sobre este rey. Felipe II siempre ha tenido una imagen muy negativa sobre trodo fuera de aquí. En el siglo XIX, en plena formación de los estados nacionales, la monarquía de Felipe II encarnaba todos los valores de los que se quería huir: un rey oscuro que atenazaba las libertades de los pueblos… Baste recordar Don Carlos de Schiller y la opera de Verdi donde la iamgen de Felipe II es muy negativa. En España, muy especialmente en la última parte del siglo XIX, se creará una leyenda rosa como contrapunto. La Restauracion creada por Cánovas y, sobre todo, desde sectores conservadores querían ser indentificados con los valores de nacionalismo, centralismo y religión (catolicismo) y se miran en el espejo de Felipe II. Realmente era un monarca con una capacidad de trabajo ímproba que también cometió sus errores como es natural.

Comentarios

poejosman ha dicho que…
Ayer te vi en la feria, no tuve tiempo de felicitarte, recibe un fuerte abrazo y enhorabuena:
JOSMAN
David Alonso ha dicho que…
Gracias, Josman, por tus amables palabras. Espero que muy pronto volvamos a departir